Desmontando el Tablet

En verano me encanta comprar el diario Marca todos los días. Lo considero muy edificante porque cada día dicen que el Real Madrid va a fichar a un jugador diferente, y le dedican 5 páginas a hablar de las cualidades del futbolista, de lo que podría aportar a la disciplina merengue, de que el 87% de los madridistas aprobarían su llegada etc. El 1 de Septiembre, cuando se cierra el mercado de fichajes, el Real Madrid contrata a un tío y el Marca abre su editorial del día siguiente diciendo «como ya adelantó Marca en su edición del XX de Junio/Julio/Agosto…». No te jode, si dices que el Madrid va a fichar a 90 tíos es difícil que no aciertes. Es como jugar a la ruleta apostando a todos los números. Aciertas seguro.

Llevo un par de días que abra la página que abra no hacen otra cosa que hablar del Tablet de Apple que supuestamente verá la luz en la Keynote del día 27. Particularmente me irrita Applesfera, que tres de cada dos posts hablan o del Tablet o del iPhone. A ver si renuevan ya el temario… Por contra en AppleNeXt, blog de reciente creación y que ha resultado un soplo de aire fresco para la prensa maquera, tocan multitud de temas y tienen unas guías la mar de interesantes. La cosa es que se han dicho tantas cosas del Tablet, se han adelantado tantas características y funciones, se han dado tantos detalles… que si fuese cierto un 10% de lo que han escrito resulta que sería un aparato que como poco nos haría los deberes, nos llevaría de paseo a Marte y recogería a los niños de casa de la abuela. Eso y el multitouch, claro. Orgásmico sería el producto si todos tuviesen razón.

El caso es que yo secretamente ansío que no haya «One more thing…» ni Tablet ni nada, para que todos los analistas, abrazafarolas y vendepatrias, que llevan vociferando desde 2004 que Apple va a sacar un netbook táctil, implosionaran debido a la rabia de no ver cumplidas sus aspiraciones tableteras. Lo que pasa es que soy realista y entiendo que los de Cupertino no van a dejar pasar la oportunidad de rentabilizar un mercado tan jugoso como el de los netbooks, y además solo con el hype que se ha montado hablando del posible cacharrito ya tienen asegurado el primer millón de unidades vendidas.

Yo no soy un experto en Apple, pero algo sé. Y cuando me preguntan suelo elaborar mis propias conclusiones que he decidido postear aquí, principalmente porque este es mi blog y escribo lo que me da la gana, pero también para poder decir «como ya adelantó Moleskimendi en su post del 22 de Enero…». Yo creo que:

1.- No se llamará iPad. Ni iSlate. El primer nombre se asemeja mucho al del iPod, y probablemente induciría a confusión y equívocos. El segundo lo descarto sólo por lo cutre que me parecería un producto con ese nombre. Los que sepan inglés lo entenderán. Yo voto por un nombre compuesto por dos palabras y sin el consabido «i«, que pegaba mucho en 1998 con el boom de Internet, pero que ahora resulta supérfluo.

2.- No tendrá un conector de 30 pines. Yo apuesto por el mini o micro USB en aras de la compatibilidad. El conector de 30 pines que incorporan iPods e iPhones está muy bien cuando lo que quieres es sincronizar datos, pero a la hora de asegurar compatibilidad lo que quieres es USB, y si Apple ya está eliminando el Firewire de sus dispositivos (gran error) parece razonable pensar que se orientan a una política de mayor estandarización.

3.- No tendrá una parte trasera táctil. Simplemente me parece que todavía no se le ha sacado todo el jugo al multitouch y a los gestos como para meter ahora una superficie táctil que se maneje de otra manera. Creo, además, que la tecnología y las personas no han evolucionado lo suficiente aún como para hacer de esto una característica rentable.

4.- No tendrá un OS que sea un iPhone OS 4.0 engordado. Me pegaría más un Snow Leopard adelgazado, pero aún así quiero pensar que podría ser la versión completa de SL.

5.- No tendrá un feedback físico a las acciones táctiles. Me resulta difícil pensar que Apple haya ensamblado un dispositivo que vibra cada vez que lo toques. Eso es un coñazo y chupa mucha batería. Tampoco creo que el display sea una mezcla de pantalla resistiva y capacitativa. Será claramente capacitativa.

6.- No se venderá asociado a ningún operador de móvil. Apple ya ha aprendido la lección con el iPhone, AT&T y los contratos vinculantes. Además, en un mundo en el que la tendencia es vender las cosas «as is» me parecería un mal movimiento comercial que podría lastrar el producto. No hay más que ver lo bien que le va al Nexus One de Google sin entrar en permanencias y exclusividades. De hecho me cuesta creer que vaya a llevar compatibilidad 3G, me inclino más por una tarjeta con capacidades WiMax.

7.- No estará enfocado a videojuegos. Si ya me cuesta jugar media hora con el iPhone ni de coña juego yo con un bicho de 10 o 13 pulgadas. Claramente no, por el bien de la ergonomía y el síndrome del túnel carpiano espero que no.

8.- No tendrá iSight integrada. Me parece un accesorio supérfluo que no aporta nada al producto final. La videoconferencia móvil estaba muerta antes de empezar (todavía se venden móviles con cámara frontal?) y para hacerte fotos chorras ya tienes el Mac en casa.

9.- No tendrá un lápiz, o stylus. Steve Jobs ya se ha declarado enemigo acérrimo de los stylus y además me parece poco práctico para una pantalla capacitativa en la que el multitouch será el amo del patio.

10.- No tendrá una arquitectura de programación abierta. Apple ya ha visto el filón de oro que es el AppStore, me parece poco probable que lo dejen escapar con un producto tan jugoso como el Tablet. Mi apuesta es un nuevo SDK específico y una tienda de aplicaciones propia.

BONUS: No tendrá soporte para Flash. Esta es una afirmación arriesgada, pero Apple le ha declarado la guerra al devorarecursos de Adobe y hasta ahora el iPhone  no ha notado la carencia. Pienso que con HTML5 en camino Flash es una tecnología obsoleta y no tiene ningún sentido incluirla en un dispositivo puntero. En mi opinión esto obligará a las páginas que todavía dependan de Flash a ponerse las pilas y actualizarse.

Es muy probable que me equivoque en bastantes de mis predicciones, pero como al final del día tengo tres lectores (ultimamente son 4, gracias lector anónimo!) tampoco es que se me vaya a caer la cara de vergüenza. No obstante prometo actualizar este post después del 27 para marcar mis errores y aciertos.

Así que hasta entonces, estamos en las manos de Jobs.

Por cierto, esto no tiene nada que ver, pero estoy buscando un tema para WordPress que tenga más ancho porque el que hay ahora me parece un gasto ridículo de espacio y estoy harto de que todo parezcan ladrillacos. A ver si alguien sabe algo y me echa un cable. Tiene que ser algo sencillo, minimalista y limpio. Y sobre todo que la migración sea facilita…

Ya lo he cambiado, a ver si éste gusta más. He tenido que rehacer completamente la cabecera, cosa que me ha costado porque hacía tiempo que no cogía el Photoshop, pero he aprovechado para actualizarla un poco. Ya me diréis.

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Apple lo ha vuelto a hacer

Han reinventado lo «in-re-in-ven-ta-ble». Hace escasos minutos acaban de abrir la página para revelar nuevos iMacs (preciosos), nuevos Mac Mini (siguen sin actualizar el diseño…), nuevos Macbooks (AWESOME) y un ratón multitouch que ha tardado exactamente 0,023 milésimas de segundo en hacer salir mi tarjeta de crédito de la cartera para encargarse a si mismo.

No me extraña que el año pasado ganaran un 43% más de pasta. Estos tíos son genios. Puros genios.

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La Estupidez Corporativa

Hoy en día se habla mucho de la Gripe A. Que si va a ser una pandemia, que si nos va a borrar a todos del mapa, que si es un virus muy agresivo… total, H1N1 hasta en la sopa. De lo que no se habla es de un virus mucho más peligroso para la sociedad del Siglo XXI, La Estupidez Corporativa

La Estupidez Corporativa es un virus altamente contagioso que afecta a grandes corporaciones internacionales. Tiene una extraordinaria capacidad de mutación por lo que nunca sabes por dónde te va a salir. Además se adapta muy bien al medio, cuando parece que se ha encontrado una vacuna consigue esquivarla y atacar por otro lado. Por si fuera poco puede permanecer latente durante años y surgir un día sin previo aviso.

La Estupidez Corporativa se manifiesta de manera diferente según el huésped. En las aerolíneas suele desarrollar síntomas como cobrar a los minusválidos dos billetes porque no pueden flexionar las piernas, no dejar subir a unos sordos a un avión o no colgarle la chaqueta en una percha a un pasajero si no es de primera clase. En las telefónicas, debido a su innata carestía de anticuerpos, La Estupidez Corporativa causa estragos como el ninguneo a buenos clientes, del que ya escribí, o la involución intelectual de los técnicos de asistencia. La Estupidez Corporativa también se desarrolla en los diferentes poderes del Estado, pero en esos casos se denomina al virus como Inteligencia Política y de ese tema no vamos a hablar ahora.

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Por qué compro Apple

Es horrorosa la cantidad de cosas que tengo que hacer; compras de última hora, encargos, maletas, despedidas, el cocktail del 12 de Octubre en la Embajada (no me preguntéis por qué demonios lo celebran el 15)… Pero no quería dejar de explicar lo que me ha pasado con mi Mac.

El caso es que desde hace tiempo venía teniendo un fallo en los altavoces, de vez en cuando sonaba un crujido, una especie de estático muy incómodo. No afectaba a mi capacidad de trabajo pero era molesto. Y lo peor es que nunca tenía tiempo para llevarlo a arreglar. Con el ordenador me pasa como con el coche, que dependo totalmente de su disponibilidad. De hecho teniendo seguro a todo riesgo he esperado hasta estas semanas que he estado fuera para mandarlo al taller a que le arreglen bollos de hace un año.

Pues a todo esto, el Martes me dió por acercarme al Apple Store de Bethesda, que está a diez minutos de mi american residency, y dejarles el Mac a que me miraran lo de los altavoces y de paso a cambiarme el defecto de la carcasa (se raja en donde se apoyan las muñecas y queda feo). El problema es que me marcho mañana Viernes a las 4pm, y como tal se lo dije al Genius que me atendió. Al principio no me dieron muchas esperanzas. Como mi teclado es español y tiene «Ñ» había que encargar la pieza y no sabían si llegaría a tiempo, pero me hizo el encargo como si lo fuese a reparar y me dejó que me llevase el ordenador por si no llegaba la carcasa antes de que me fuera. En cuanto la recibieran me llamarían para que dejase el Mac en seguida para poder tenerlo listo el Viernes.

Anoche me llamaron para decirme que ya tenían la pieza (la habían pedido por correo urgente) y que fuese cuanto antes. No me dió tiempo a llegar antes de que cerrasen y he ido esta mañana en cuanto han abierto la tienda para dejarles el ordenador. Le he explicado el problema de mi viaje al Genius y me ha dicho literalmente: no problem. Menos de una hora después me llamaban para decirme que podía pasar a recoger el Mac. Altavoces, carcasa y teclado nuevo en cuarenta minutos. Lo que se llama un servicio express, vamos, y todo sin coste alguno.

La clásica Genius Bar

Y cuando estaba volviendo a casa me preguntaba qué empresas dan este tipo de servicio, en dónde más te atienden con esa eficiencia, quiénes se preocupan tanto por la satisfacción del cliente… En cualquier otro servicio técnico (no necesariamente de ordenadores, también uno de batidoras mismamente) me hubieran hecho dejar el cacharro allí mientras encargaban la pieza, para luego decirme que no les había llegado a tiempo y tal que cual. Al final hubiera estado sin ordenador y sin reparación. Y en cambio estos yanquis con pinta de hippies son prácticos hasta la médula y tienen una cualidad que hoy en día está en peligro de extinción en el mundo corporativo: empatía.

Y esa es la razón por la que compro Apple.

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Las 20:16 en Madrid, seis horas menos en Washington

Ayer hice un viaje relámpago a la capital del imperio (el imperio americano, se entiende). Lo de relámpago no es por la duración del viaje, ocho horas en la peor primera clase del mundo, si no por la rápidez con la que lo planifiqué. Lo cierto es que me aburría en Madrid tras veinte días de inactividad y, aprovechando que mi father está viviendo aquí, decidí pasarme a ver si renovaba el fondo de armario. Lo cierto es que en un año he engordado seis kilos y ya no me cierra ningún traje.

No es la primera vez que vengo a Washington DC. Mi padre lleva tres años trabajando aquí y yo ya he vivido dos periodos de 6 meses así que me lo tengo ya muy trillado y sólo me voy a quedar dos semanas, lo suficiente como para echar de menos Madrid. En breve una mini-guía de viaje y fotos.

Me preocupaba que al llegar me recibiera algún representante de la embajada y me hiciese el lío para obligarme a sacar de marcha a las hijas de ZP, pero gracias a Snoopy las niñas-orco no fueron abandonadas aquí y han vuelto a Mordor España a seguir practicando la magia negra. Menos mal, porque yo lo más gótico que conozco es la Catedral de Nôtre-Dame.

Iba a poner un montaje, pero la original ya da suficiente miedo

Voy a explicar lo de la primera clase porque no quiero que los dos tres lectores que tengo me confundan con un pijo recalcitrante (aunque dos de ellos ya me conocen bastante bien y no se los puede engañar). En realidad yo pagué turista, pero ayer por la mañana tuve la suerte de vestirme cual beau brummel con una chaqueta (que si me cerraba) y presentarme con poco equipaje e indecemente tarde en el mostrador de facturación de un vuelo que iba hasta las trancas de pasajeros. Como me camelé un poco a la tipa y era más barato hacerme el upgrade que pagarme el overbooking pues me pasaron a la primera de US Airways, que es como la turista de Iberia. La comida era insípida y las películas eran malas (excepto Star Trek). Menos mal que había un puerto de energía y pude enchufar el Mac para verme entera la segunda temporada de LOST (que no ayuda mucho a sentirse seguro en un avión que sobrevuela el Atlántico). En semejantes circunstancias sólo el exiguo espacio extra era de agradecer.

El resultado es que he estado todo el día recuperándome del «síndrome-de-la-primera-clase-en-tiempos-de-crisis» y no he podido hacer mucho más allá de leer los 5000 feeds que tenía pendientes, empezar la tercera de LOST, crackear el wi-fi del vecino (por si el mío falla, en breve un screencast) y congratularme por la victoria de Rio de Janeiro para los Juegos Olímpicos de 2016.

¿Y por qué me congratulo? Transcribo literalmente lo que le he puesto en un e-mail a mi madre, que había ido a la Plaza de Oriente con toda la parafernalia marketiniana, «El capricho de Gallardón nos ha costado 8.000 millones de € más de deuda, que pagaremos entre todos los madrileños, y si nos hubiesen dado los juegos esta cantidad aumentaría cinco veces más. Sin contar el caos de obras, zanjas, gente, atascos, prostitutas del este de Europa y ladrones que se hubieran concentrado en Madrid hasta 2013. Gallardón debe dimitir. Por higiene. No lo siento NADA por él, que sea coherente con lo que dijo hace un mes y que asuma toda su responsabilidad en vez de meterse en otra aventura del tipo «Madrid 2020». Los JJ.OO. son bonitos cuando se ven por televisión a un mínimo de 500km de distancia -como los de Barcelona- pero cuando los tienes encima no te hace ni puta gracia lo del citius, alitus, fortius.»

Adios everyone

Este no es un blog político (en realidad todavía no he decidido la temática), pero me parece que la ineptitud de Gallardón es un tema de suficiente relevancia como para que le dedique unas líneas. No en vano el Viernes pasado estuve varias horas defecándome en su felicidad a voz en grito mientras mi coche (NO) avanzaba por Serrano, antaño la calle más fluida de Madrid. Puede que si me animo empiece a comentar otros asuntos de importancia nacional como la crisis, la subida de impuestos, el Estatut catalán o la hija de Belén Esteban.

Así que esta noche saldré a ver si observo a la fauna femenina autóctona y mañana me iré de compras a aprovechar el cambio euro-dolar. Sólo me queda decir «Hola everyone!»

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Snow Leopard

El próximo Viernes 28 de Agosto estará disponible para todo el mundo la nueva versión de Mac OSX «Snow Leopard».

Por supuesto, yo ya tengo la versión definitiva instalada en mi Mac, como se puede ver en las capturas.

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xtorrent, ese bello timo

Leí hace poco (no sé si en Applesfera o en TUAW, puede que en Twitter) que David Watanabe estaba a punto de presentar  la beta de xtorrent 2, la secuela al buscador de torrents más popular para Mac. Inmediatamente me dirigí a la página del desarrollador para ponerlo a parir; convenientemente recordé que Twitter también sirve para estos menesteres y le dediqué tres tweets en inglés con tag y todo.

Con el blog me pasa lo que a Homer Simpson con su hija Maggie, que como es muy reciente me acuerdo cuando ya es tarde. Pero como hoy no tengo nada que hacer excepto lavar el coche, irme a los karts, encargar sushi con amigos y ver Watchmen he pensado que estaría bien escribir un post de castigo.

xtorrent es una aplicación bellísima. El interface está cuidadosamente pulido para que la experiencia sea lo más «Apple-ish» posible. Además es de una simplicidad de uso brutal y es la solución a todos aquellos que nos desentendemos de los trackers y lo único que queremos es bajarnos una canción de The Killers o el último episodio de How I met your Mother. El programa hace lo que dice: busca, encuentra y descarga. El problema es que es un timo. Pero como una casa. Falla más que una escopeta de feria, y eso no es lo peor, lo peor es que el soporte técnico no existe. Literalmente.

Si buscamos «xtorrent» en Google y descartamos la página oficial, que es tan parcial como el Pravda de la época del Politburó, nos encontraremos con multitud de críticas a su creador. Todas por lo mismo; el tío cobra (25€ por licencia), te manda el código y se lava las manos cual Poncio Pilatos digital. No he conocido a nadie con más mala educación desde Conan «el Bárbaro», de feliz sobrenombre. Es inconcebible que una persona diseñe una aplicación que se cuelga aleatoriamente cada dos por tres, la actualice a la versión 1.1 y se desentienda completamente de los honrados compradores.

Le he mandado no menos de 10 e-mails al mamoncete del Watanabe explicándole que su aplicación se cuelga, enviándole informes de errores, detalles de mi configuración, screencasts, etc. Nada ha servido. La única vez que conseguí una respuesta recuerdo que fue una bordería intolerable impropia de alguien que vive de los dineros de sus clientes.

Volvemos a lo mismo que ayer. La atención al cliente es fundamental en una relación comercial. xtorrent es una aplicación que he amortizado de sobra, pero no pienso comprar la versión 2 porque no tengo ganas de sentirme estafado otra vez. Me parece un timo que una aplicación dé un salto tan grande, de la 1.1 a la 2, con el claro objetivo de enriquecer al desarrollador. Me parece un timo que una aplicación cuya arquitectura está compuesta en un 90% de código fuente liberado cueste 25€. Me parece un timo que el 10% restante de arquitectura propietaria esté tan mal diseñado que consiga colgar un Mac completamente. Pero lo que me saca de mis casillas y me parece una estafa con premeditación y alevosía es que el desgraciado del programador no tenga la decencia de contestar a los e-mails de sus clientes cuando éstos le piden que arregle los fallos.

Por eso voy a hacer mi estandarte de la segunda cosa que nos enseñan en ADE: «Un cliente satisfecho se lo dirá a diez personas, pero un cliente insatisfecho se lo contará a mil».

xtorrent es bonito, pero es un timo.

Para más información sobre David Watanabe (en inglés), aquí: http://www.squidnews.com/2007/04/17/david-watanabe-the-complaints/

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Inspiración

O sea que ahora que ahora que me ha dado por escribir un blog de vez en cuando me he enterado que todavía no soy un blogger (o bloguero) propiamente dicho. Al parecer tengo que cumplir algunos requisitos como que me enlacen algún post, ir a un beers&blogs o escribir algo super inspirado, super profundo y super reflexivo. Como tengo tres visitas (gracias, queridos desconocidos!!!!!) y no conozco a nadie a quién no me de vergüenza pedirle que me enlace veo difícil el primer punto. Además no me gusta la cerveza, así que lo del beers&blogs es complicado. He decidido tirar por la calle de en medio y ponerme a teclear a ver si me gano los galones.

Lo que pasa es que yo de inspiración algo ando corto últimamente. Afortunadamente lo que si tengo es tiempo libre, así que me he puesto a buscar la inspiración por todos los cajones a ver si la encontraba. Como no ha habido suerte he llamado a mi musa, pero el abogado de la Srta. Keira Knightley me ha pedido por última vez que la deje en paz si no quiero problemas. No me ha quedado otra que buscar corriendo mi mantra particular en busca de la Iluminación.

Este maravilloso estado mental es alcanzado, en mi caso, de varias maneras. Normalmente llego a él por accidente a base de hincharme de chocolate, otras veces es una canción la que me provoca ese «click» etéreo, pero lo que sé que seguro que me va a llevar al Valhalla cerebral es repasar el discurso de graduación del curso 2005 de la Universidad de Stanford que fue pronunciado por Steve Jobs.

Para el que viva en una cueva y no lo conozca, Steve Jobs es el dios particular de los maqueros en general. No me voy a explayar sobre él porque en la Wikipedia viene hasta su talla de cinturón. Pero me interesa centrarme en su discurso.

Steve Jobs es un tío que dejó la universidad, fundó una empresa, triunfó en su sector, fue fulminantemente despedido, fundó otra empresa, triunfó en el nuevo sector, fue fulminantemente contratado por su anterior empresa, volvió a triunfar en el sector de ésta, padeció un cáncer incurable, dijo que se iba a curar, se curó, siguió triunfando, le transplantaron un hígado hace un mes y volvió para seguir triunfando.

El tío es un triunfador, eso está claro. Pero sobre todo es un luchador. Una persona que no se arruga cuando vienen mal dadas, si no que da el paso y se enfrenta a lo que le echen, y como es un triunfador pues suele salir airoso del lance.

A mi me gusta la gente que no duda, que arriesga, que toma decisiones sabiendo que puede estar equivocado, pero que peor que una mala decisión es una no-decisión. También me gusta pensar que soy una de esas personas.

Me pregunto qué pasaría si todos viviésemos pensando que hoy es el último día de nuestras vidas. ¿Nos arriésgaríamos más? ¿Nos enfadaríamos menos? ¿Haríamos sólo las cosas de las que nos fuésemos a sentir orgullosos? Seguro que si. Hasta los políticos mejorarían si legislasen pensando que es el último día de sus vidas.

Por eso cuando busco inspiración repaso las líneas del discurso de Jobs. Porque son palabras ciertas, todos moriremos algún día.

Y recordarlo me hace vivir más intensamente.

[BONUS VIDEO] El discurso íntegro (22 minutos)

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Por qué soy Maquero

Llevo ya varios días dándole vueltas a qué escribir para mi primer post, pero hoy me he cansado y he decidido que el primer post es como el primer beso, la primera vez que conduces o la primera vez que haces el amor. No tiene que ser perfecto, y seguramente no lo será. Así que voy a empezar con algo trivial de mi día a día.

Mucha gente (sobre todo mis amigos para picar) cuando me ven con mi Mac me preguntan que por qué soy Maquero. Yo normalmente les contesto que funciona mucho mejor que Güindous, que son más eficientes, el S.O., etc etc. Vamos, que les suelto la parrafada completa. Pero lo cierto es que hay razones mucho más intrínsecas para que yo utilice el ordenador de la manzana, y son estas:

Soy maquero porque me aburre esperar,

porque me gusta el cuidado por el detalle,

porque quiero usar mi ordenador para trabajar,

porque mi ordenador no debe intentar ser más listo que yo,

porque mi tiempo es muy valioso para perderlo con tonterías,

porque quiero que mi ordenador haga exáctamente lo que yo le digo,

cuando yo se lo digo,

como yo se lo digo,

porque pienso diferente,

porque soy un rebelde con causa,

porque me gusta esperar a las keynotes

porque no me gusta maldecir ni blasfemar,

porque quiero dejar de estar enfadado con la tecnología,

porque tener ganas de tirar tu ordenador por la ventana no es una buena idea,

porque si estoy escribiendo una carta no necesito ayuda de nadie, y menos de un clip,

porque quiero que la sección de ayuda realmente sea una ayuda y no un dolor de cabeza más,

porque quiero que haya una persona al otro lado del teléfono de soporte,

porque me gusta saber que me han dado aquello por lo que he pagado,

porque me gusta encontrar pequeñas features sin buscarlas,

porque no me gustan los bugs recalcitrantes,

porque me gusta que me cuiden,

y en definitiva,

porque me gusta ser un Mac.

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