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Posts Tagged ‘WoW’

Pongámonos en situación. Últimos días de 2009, y yo tenía que comprar un regalo. En realidad era para mi, pero me gusta que me envuelvan las cosas. Me hace más ilusión. Quería la tercera expansión de World of Warcraft (juego al que soy completamente adicto y culpable de que ya ni escriba en este blog, ni coma, ni me lave el pelo), y como estamos en crísis y tengo una vena comunista pues decidí irme a un comercio mediano en vez de contribuir al enriquecimiento de El Corte Inglés o similares.

Así que allá me fui, tan contento, a un centro comercial de estos que aglutinan todo tipo de tiendas y servicios bajo un mismo techo. Uno podría comprarse una casa, hacerse las uñas, lavar al perro, contratar un seguro, comprarse ropa, ir al cine y comer en 15 restaurantes diferentes todo sin ver la luz del sol. Y entonces llegué a la tienda de videojuegos, donde los adolescentes impúberes rastreaban furiosamente el cajón de la reventa en la esperanza de encontrar un Call of Duty o un FIFA 2010 de segunda mano. Lo siento chicos, pero tendréis que conformaros con Kung-Fu Panda y ¡Diseña tu propio estudio de moda!.

Como no ví mi juego por ningún sitio, y la tienda era pequeña, me acerqué a preguntar en la caja. Me atendió un empleado desgarbado, con piercing, perilla y pinta de no haberse lavado en 3 días, pero como desde que juego al WoW yo tampoco soy ningún ejemplo de higiene personal pues estas cosas me importan menos. La conversación fue como sigue, las frases entre paréntesis ilustran mis pensamientos interiores;

– Hola, estaba buscando la tercera expansión del WoW.

– Ah.

– ¿Me la puedes buscar, por favor?

– ¿No la has visto en las estanterías?

– Puess, no. (Si la hubiera visto te estaría preguntando?)

– Pues no sé si la tenemos. (Conoce tu negocio…)

– ¿Y no me lo puedes mirar?

– Si, a ver… No la tenemos. ¿Has mirado en la tienda de abajo?

– No, ¿hay una tienda abajo?

– Si. Igual les queda uno, si no está defectuoso. (Ahora ya sí que has perdido la venta)

– ¿Y no puedes llamar tú a ver si la tienen?

– Es que no me acuerdo del número. (Pues búscalo, vago)

– Vale, ¿y dónde está?

– En la planta de abajo. (Hay 10.000 m² abajo, gilipollas)

– Pero, ¿más o menosss?

– Pos no sé. (Pos que te den)

– Vale gracias.

– Vale.

Y me fui a El Corte Inglés a comprar el juego, donde me atendieron de maravilla y me lo envolvieron perfectamente.

Y mientras conducía de vuelta a casa me quedaba alucinado con cómo es la gente. Pero a ver, pedazo de gilipollas, ¡¡si yo lo que quiero es darte mi dinero!! ¡¡Lo que pasa es que tú no me dejas!!

Como se nota que el negocio no era de ese tío, porque si lo fuera otro gallo le hubiera cantado, y habría perdido el culo por buscarme el número de la tienda de abajo, por arrastrarse por las estanterías a ver si estaba o incluso por haberse ido a ECI a comprarlo para luego revendérmelo por el mismo precio para tener al cliente satisfecho.

Últimamente proliferan las tiendas que no quieren mi dinero. En las tiendas de ropa atendidas por bellezas estúpidas se ve mucho. Me está pasando también con Telefónica, que no quieren 300€ que les voy a dar por una Blackberry y no hacen más que negarse a que se los dé. Imagínense ustedes la escena, van por la calle y hay un tío que les mete un fajo de billetes en el bolsillo, y ustedes no hacen más que devolvérselo. Patético, ¿no es cierto? Pues lo mismo con estos.

El problema en España es que nadie quiere trabajar. Por eso nos va como nos va. Y como somos unos vagos no tenemos luego cojones de quejarnos cuando pasan según qué escándalos; como el hecho de que ZP se haya gastado 12 millones de € en montar la página web de la Presidencia Española de la UE para que luego le pongan un Mr. Bean merced a un error de primero de informática.

Y éste, señores, es mi primer post de 2010.

PS: Yo no soy un vago, ni un mierda. Y por eso tengo el derecho de quejarme bien alto e indignarme cuando leo lo de la página web de marras. Primero porque da vergüenza que la página de los cojones cueste 2 millones de € al mes; segundo porque es inenarrable que la haga Telefónica, cuya propia página web es la cosa más execrable, complicada, ineficiente y asquerosa que ha parido programador alguno; y tercero porque va a resultar cierto aquello de que el dinero público no es de nadie (Carmen Calvo dixit, y pixit…)

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